luzmariawilson

Desde hace años he tenido un sueño maravilloso: Hacer el Camino de Santiago de Compostela a pie. Lo que me atrae más que nada es la ferviente convicción de que durante el trayecto del Campo de las Estrellas absorberé toda la energía de la Vía Láctica para convertirme en un individuo más íntegro, despejar quizás aún más los misterios de la vida y sobretodo, recibir la iluminación de mi sendero. Caminar 800 kilómetros no es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Sin embargo, para llevarla a cabo, se requiere contar con una serie de condiciones favorables. - Tiempo. Estoy jubilada y aunque quiero ocuparme en algún negocio, en este momento estoy con toda la disponibilidad de mi tiempo. Ausentarme de mi vida rutinaria por dos meses, no me afecta en nada. - Salud. Afortunadamente, a mis 63 años tengo salud. Ni un dolor ni padecimientos de ninguna clase. - Condición física. Gordita, pero en los últimos meses he hecho caminatas de más de 18 kilómetros sin parar y cargando mi bolsa de espalda sin ningún problema. Juego tenis todos los días por más de dos horas, hago jardinería y hago yoga y pesas tres veces a la semana. Creo que estoy en condiciones óptimas. - Recursos Monetarios. Los tengo. - Independencia. Nadie depende de mí. Mi esposo, mi hija, mis nietos están sanos y ocupados con sus vidas. Pueden vivir muy bien sin mí durante mi ausencia. Creo que esta es la primera vez en mi vida que puedo decir que reúno todas esas condiciones necesarias para emprender esta caminata y me hace inmensamente feliz ver uno de mis sueños en la primera etapa de su cumplimiento. El domingo 24 de agosto de 2014 viajaré a Francia en donde me reuniré con mi hermana Cristina quien este año cumple un número fantástico de años, lo que me dará la oportunidad de festejarla juntas. Después de una breve visita en su granja en Tonneins, Cristina me acompañará a Saint-Jean-Pied-de-Port en donde iniciaré mi recorrido. Aunque yo viajaré sola, estoy emocionada y ansiosa por hacer este viaje que promete para mí la oportunidad de conocer a personas con intereses similares, conversaciones filosófica e intelectualmente estimulantes y al mismo tiempo aventurarme en lo impenetrable de mi mente y alma durante mis trayectos solitarios.